EL ÁRBOL DE ORO, UNA NUEVA LEYENDA
La leyenda más reciente de Brocéliande, «l’Or de Brocéliande», más conocido como el Árbol de Oro, se erige aquí desde 1991. Su creador, François Davin, quiso que fuera un monumento al bosque devastado por el incendio de 1990. Quería que el Árbol Dorado fuera testigo de todos los bosques que la humanidad cuida tan mal. Y de la esperanza que sigue viva. Si el hombre quiere, el bosque será eterno y tan precioso como el oro que adorna el castaño de Brocéliande, en medio de su guardia de troncos carbonizados. Y el monumento transmite imágenes legendarias. Las ramas del árbol dorado son como las astas del gran ciervo de las leyendas, una de las apariciones de Merlín, la oscura guardia de caballeros en torno al rey resplandeciente, los troncos tensos como las espadas de los valientes…
EL ESPEJO DE HADAS COMO PUERTA AL OTRO MUNDO
Tradicionalmente, en las leyendas celtas, el agua es la frontera del Otro Mundo. Quienes la cruzan llegan a los reinos donde la vida dura casi para siempre, en alegría y abundancia. Allí, las hadas reciben a los mortales con los brazos abiertos. Los bellos y valientes guerreros son especialmente apreciados por todos. A la entrada del Valle, el pequeño estanque del Espejo de las Hadas te advierte de que, una vez cruzado el umbral del agua, te espera el Otro Mundo, con sus criaturas encantadoras. Es aquí donde te desenganchas del mundo, donde pierdes toda orientación…
MORGANE EN EL VALLE SIN RETORNO
Las escarpadas rocas carmesíes del Val sans retour evocan el personaje de Morgane, la princesa hada y hermanastra del rey Arturo. Para vengarse del apuesto Guyomarc’h, que la había traicionado, y de su amante, condenó sus cuerpos a sufrir el dolor del fuego y del hielo. Luego los encerró en la roca carmesí del Val. La roca de los Falsos Amantes, los jóvenes petrificados por la furia del hada, aún se alza sobre el Espejo de las Hadas. ¿Siguen latiendo sus corazones bajo sus rojas vestiduras de pizarra? Para completar su venganza, Morgana decidió castigar a todos los amantes infieles. Lanzó un hechizo sobre los valles entrelazados que forman el Valle sin Retorno. Los amantes infieles que tuvieran la desgracia de atravesarlo quedaban atrapados por muros invisibles de aire erigidos por el hada. Los jóvenes caballeros así capturados perdían todo sentido de la realidad y del tiempo. Su largo cautiverio parecía un breve momento lleno de placeres…
Entonces llegó Lancelot, fortalecido por su valor y su amor por la Reina. Con la ayuda de un anillo mágico que le había dado el hada Viviane, descubrió las artimañas de Morgana. Su audacia destruyó las malvadas apariciones conjuradas por el hada. Ella tuvo que liberar a todos sus prisioneros. Descubrieron entonces que el tiempo había pasado: su juventud había huido… sin retorno.
Ahora se dice que Lancelot puso fin a los encantamientos de Morgane. O eso dicen…
Texto escrito por Claudine GLOT, Centre de l’imaginaire Arthurien (CIA)
