La tumba de MerlínTumba de Merlín.Foto Aurélie Poilvet
©Aurélie Poilvet
La tumba de Merlín Restos neolíticos

La tumba de Merlín

Las tres losas de esquisto rojo de la Tumba de Merlín están plantadas en la tierra de Brocéliande, en el noreste del bosque, desde hace varios miles de años. Miles de visitantes acuden aquí cada año con la esperanza de reencontrar un poco del espíritu del Encantador, implorándole -o agradeciéndole- su benevolente ayuda.

MERLÍN SIGUE EN BROCÉLIANDE

Aunque son muchas las leyendas artúricas, la tradición armoricana sitúa la tumba de Merlín en el bosque de Brocéliande. Más allá de esta certeza, la forma de su prisión varía.
Se dice que Merlín está encerrado en una caverna ricamente decorada, donde duerme un sueño eterno. Una espesa niebla lo oculta a los transeúntes, está encerrado en una torre de aire o en una piedra que gira sobre sí misma. Pero Merlín puede estar en otra parte, atrapado en el tronco del árbol más viejo del bosque. A no ser que todo el bosque sea su prisión y siga vagando por él, con Viviane a su lado. Vigilantes del mundo mágico, invisibles o metamorfoseados, se metamorfosean a su antojo: ciervos y ciervas, pájaros, mariposas, árboles entrelazados. Son amantes eternos.

¿DE VERDAD, LA TUMBA DE MERLÍN?

Entonces, ¿por qué estas tres piedras se llaman la Tumba de Merlín? La caverna puede distinguirse alrededor de las piedras, aquí y allá, donde el suelo suena hueco. Detrás del monumento crece un espino. Según la leyenda, fue bajo un espino en flor donde Viviane atrapó a Merlín en la trampa del hechizo irrompible que éste había tenido a bien regalarle. En cuanto a las piedras, giratorias o no, están ahí, ante nuestros ojos. ¿No parece gran cosa? Pero este Encantador opera sin gesticulación, sin trucos, sin fórmulas ni canciones: y ése es el signo de un mago muy poderoso. Y lo mismo ocurre con Merlín que con Broceliande: los encantos más invencibles no son los más espectaculares. Pero su magia funciona imperturbable, en todas partes y siempre.

¿POR QUÉ EL NOMBRE DE TUMBA DE MERLÍN?

No olvidemos lo misteriosas que parecían estas piedras hasta hace muy poco. Se pensaba que ningún hombre podía haberlas construido. Naturalmente, se atribuían a figuras del pasado remoto, cuyos nombres evocaban hechos sobrenaturales. Y no olvidemos que en el Neolítico, hace más de 5.000 años, estas piedras se utilizaban como monumentos funerarios. Un largo callejón cubierto se alzaba donde quedan tres piedras, únicas supervivientes de una inoportuna voladura a finales del siglo XIX. Así pues, cuando la arqueología y la leyenda hablan de una tumba, no se contradicen. Y esto es sin duda lo que inspiró al Sr. Poignant, magistrado de Montfort hace dos siglos, cuando vio en estas piedras la última morada del Encantador…

TRADICIÓN Y BUENA SUERTE

Cada día, los fieles dejan pequeñas notas, pequeños regalos, coronas y ramos de flores delante de estas piedras investidas del aura de Merlín. Entonces, ¿se trata de una pasarela cubierta, de una falsa tumba o de un verdadero buzón? Al final, en realidad no importa. Sólo un detalle, que debe ser señalado aquí: Merlín no escribió. Eso se lo dejó a su viejo amigo y consejero Blaise. Así que quizá sólo tengas que pensar bien tu deseo y enviárselo a Merlín, el guardián siempre presente de la antigua tierra de Broceliande…

Texto escrito por Claudine GLOT, Centre de l’imaginaire Arthurien (CIA)

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