La historia de las hadas
Las hadas suelen venir de tres en tres, dicen los cuentos, y ¿quién se atrevería a contradecirlas? 3 hadas eligieron Brocéliande como refugio. Los habitantes del bosque eran buenos cristianos, pero también tenían fe en las hadas. Esto era esencial si querían vivir una vida larga y feliz. Curiosos por todo, un día oyeron hablar de una maravilla que se estaba construyendo al norte del bosque. Era la Maravilla del Monte Saint-Michel. ¡Las maravillas son cosa nuestra, pensaron! Incluso para los oídos de las hadas, las mayúsculas se pronuncian como cualquier otra. Así que no comprendieron de inmediato que se trataba de la Maravilla, la incomparable arquitectura del Mont-Saint-Michel.
La maravilla del Mont-Saint-Michel
Una vez que comprendieron de qué se trataba, estaban desesperadas por participar. Con sus delantales de encaje, cargaron fuertes y hermosas rocas rojas y se pusieron en marcha. Estaban a punto de llegar al linde del bosque cuando escucharon las malas noticias. «Demasiado tarde, demasiado tarde, el Monte y la Merveille están acabados, vuestras piedras ya no son necesarias». Consternadas, las tres damas dejaron caer su carga al suelo; una cayó de bruces, la otra 2 en línea recta. El lugar se llamó Trébran.
No existe una explicación más convincente para las 3 enormes piedras, sólo una variante que habla de una anciana que llevaba una roca bajo cada brazo, y la 3ª en su delantal.
3 piedras idénticas: ¿quién, cómo, por qué?
Para encontrarlas, hay que bajar un poco por el sendero señalizado a la derecha de la carretera de Paimpont a Gaël. A la izquierda, entre la maleza, hay tres enormes rocas de color marrón rojizo. La mayor de las tres piedras está tumbada en el suelo. Mide 4,60 m de largo, 2,60 m de ancho y 0,95 m de grosor. La roca es un pudín rojo con granos de cuarzo blanco. Y ahí está de nuevo el misterio, porque en Trébran el subsuelo está formado por esquisto rojo. Está claro que las piedras fueron traídas hasta aquí. ¿Quién, cómo y por qué? Tantas preguntas que siguen sin respuesta a día de hoy, salvo contando historias. Las almas piadosas seguirán al abate Guillotin, rector de la parroquia de Concoret, y verán en ellas una representación de la Santísima Trinidad. Para los cartógrafos del misterio, las piedras se encuentran a medio camino entre Carnac y el Mont-Saint-Michel. Los historiadores señalan que se encuentran a lo largo de una calzada romana, pero también cerca del camino que tomaron las tropas del general estadounidense Patton en 1944.
Texto redactado por Claudine GLOT, Centre de l’imaginaire Arthurien (CIA)
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