Iglesia de Tréhorenteuc o La iglesia de Trehorenteuc o "Iglesia del Grial", la vidriera de la Mesa Redonda
©GUILLAUDEAU Donatienne
El Santo Grial la búsqueda definitiva

La búsqueda del Santo Grial

Antes que santo o sagrado, el Grial es heredero de los calderos de la mitología celta, que traen la abundancia y la inmortalidad. Y cuando los autores identifican el Grial con el cuenco de la Última Cena, tras el cáliz de Acción de Gracias, siguen apareciendo, fragmentadas pero legibles, las copas maravillosas de la religión antigua.

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9 SIGLOS DE HISTORIA EN TORNO AL GRIAL

En el siglo XII, Chrétien de Troyes, el primer autor que describió el Grial, describió su riqueza, su luz de oro y sus espléndidas gemas, pero sin definir su forma. Veinte años más tarde, Wolfram d’Eschenbach lo describió como una piedra caída del cielo, dotada del poder de curar, nutrir y regenerar. Después de ellos, el Grial se convirtió en un cáliz o un copón precioso en el que a veces se encarnaba el cuerpo divino. Y el misterioso talismán trae siempre todo el bien del mundo a los cuerpos y las almas que sufren. Herederos de los héroes celtas, los Caballeros de la Mesa Redonda tienen el deber de partir en busca del Grial. La Mesa Redonda es el único lugar fuera del reino del Grial donde aparece la copa sagrada. De este modo, el Rey Arturo consiguió fusionar el mundo de los cuentos con el mundo del Grial.

EL GRIAL: ¿SÍMBOLO REAL O SAGRADO?

El Grial no aparece por sí solo: es la resplandeciente pieza central de un ritual que incluye una espada, una lanza cuya plata gotea constantemente sangre, un rico plato de rebanar y un cuchillo. Muchachas de gran belleza y jóvenes apuestos componen la procesión.
Estos tesoros de la procesión del Grial, investidos de una función heroica y sagrada, servían juntos para elegir al rey. Este tema mítico puede encontrarse en la procesión de los antiguos dioses irlandeses, los Túatha dé Dánann, y en las leyendas de entronización real de los escitas y la India.
Los escritores de la Edad Media que transcribían relatos antiguos, fascinantes pero oscuros para ellos, intuyeron el vínculo entre la copa, la lanza y la realeza. Para ellos, la lanza y la copa señalaban a un rey, Cristo, el Rey de la Gloria. Así, la copa se convirtió en la copa de la Santa Sangre, y la lanza, en la lanza que atravesó el costado del Salvador.

Texto redactado por Claudine GLOT, Centre de l’imaginaire Arthurien (CIA)

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