Monteneuf

Enclavado en los páramos

El pueblo, rodeado de bosques, es un terreno de juego ideal para los senderistas. Tómese su tiempo para explorar los alrededores del estanque de Chaperon Rouge, en un entorno que le anima a sumergirse en lo que le rodea. El susurro de las hojas y el piar de los pájaros bastan para darle la impresión de oír los pasos amortiguados de un Korrigan.

Cara a cara con los gigantes

En su bosque, Monteneuf es el guardián de un misterio que ha fascinado a la humanidad durante siglos: el yacimiento de las piedras rectas, más de 400 menhires en un entorno verde. Estos gigantes, algunos de ellos aún ocultos, pueden observarse, tocarse con la punta de los dedos y, al observarlos más de cerca, revelan su historia. Paleta de colores, formas y huellas del pasado, nos susurran sus secretos.

Para aprenderlo todo

En Monteneuf, ya sea en los páramos o entre los menhires, se puede visitar solo o con un guía del Centre des Landes. Esta última opción sumerge a los visitantes en la historia, con talleres lúdicos y pedagógicos para responder a todas las preguntas que puedan plantearse los curiosos. ¿Cómo consiguió el hombre mover estas piedras gigantescas? ¿Para qué servían? ¿Cómo encendían fuego en el Neolítico? Tantas preguntas que merecen respuesta.

Un lugar para jugar

El pueblo también alberga una extraña posada donde se amontonan peones, dados y cartas. ¿Su nombre? El Auberge des Voyajoueurs. Un hotel como ningún otro, con un espíritu insólito en un envoltorio ecológico. Una mezcla inteligente que, además de acoger a los viajeros durante una noche o más, está repleta de más de 800 juegos de interior y exterior para niños de todas las edades. Es un lugar donde las risas y los juegos salvajes están garantizados de la mañana a la noche.