La historia, grande y pequeña, está grabada en piedra y madera. A veces son muy legibles, como en Josselin o Montfort-sur-Meu. Y a veces requieren más imaginación, como en las antiguas Fraguas de Paimpont o la Capilla de la Madeleine en Malestroit. Sea como sea, nuestras ciudades y pueblos tienen carácter de sobra, ¡y se lo demostrarán!